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viernes, 25 de marzo de 2011

LA RECORONACIÓN DE LA VIRGEN DE ITATÍ

EL OBISPO QUE CORONÓ DOS VECES LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE ITATÍ

Monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo
Al caer la tarde del 25 de marzo de 1908, mientras un coro de niños y niñas entona el Reina del Cielo, Monseñor Rosendo corona la imagen de la Virgen de Itatí por segunda vez. Esto sucede en el atrio del viejo Santuario de Itatí en el día de la Anunciación del Señor. Hay gente de San Cosme, de San Luis del Palmar, de Corrientes y del Paraguay. Se había corrido la voz de que el obispo de Paraná coronaría nuevamente la imagen auténtica de la Virgen de Itatí; y nadie se lo quería perder.
A poco tiempo de haber celebrado el Centenario de la creación de la Diócesis de Corrientes, tenemos la posibilidad de valorar lo que la providencia nos regaló a través de quienes nos precedieron en la fe y en la vida cristiana. Valorar nos impulsa a la gratitud. Debemos agradecer a la providencia por la vida y la misión del obispo Rosendo de la Lastra y Gordillo. Encomendó a la congregación del Verbo Divino la atención de todo el territorio nacional de Misiones (luego provincia); se preocupó y ocupó de la tramitación para conseguir la coronación de la imagen de la Virgen de Itatí; él mismo trató con el orfebre que residía en París cuando fue a Roma para el Concilio Latinoamericano.


Ya hemos recordado muchas veces el acontecimiento de la coronación pontificia de la imagen de la Virgen de Itatí, el 16 de julio de 1900 en el atrio del Santuario de la Cruz de los Milagros y la repercusión religiosa espiritual.

La alegría y el regocijo del corazón del obispo Rosendo durarían poco. En la noche del 27 de noviembre de 1902 alguien roba la corona de oro de la imagen de la Virgen en Itatí, además de un número importante de joyas. Con la pericia de la policía de Corrientes y de Buenos Aires nunca se descubre al autor del robo. Y al dolor del robo mismo, el corazón del obispo debe soportar acusaciones contra su persona y contra los franciscanos que atendían Itatí. “El padre Bertacagni robó la corona por orden del obispo” era la frase que repetían algunos diarios y mucha gente que no querían al obispo.

Había gente del gobierno que no soportaba la valentía del obispo Rosendo al defender los derechos de la Iglesia sobre la administración de los bienes. La tirantez era notoria ya en los días de la coronación en 1900. “¿Saben por qué el obispo mandó robar la corona de la Virgen?” era la pregunta malintencionada. Y la respuesta: “Porque en realidad la corona no es de oro ni de piedras preciosas sino de bronce dorado y piedras falsas”. Algunos diarios de la época afirmaban gratuitamente que el robo de la corona en realidad sería un auto robo para que nadie pudiera comprobar los materiales de los que estaba confeccionada.

El reverendo padre Aníbal Ludovico Bertacagni es encarcelado un tiempo. Comentan que vivió el resto de su vida en Italia, triste y depresivo por tantas falsas acusaciones contra su persona. El reverendo padre Ignacio María Martí, guardián de la Merced, quien tanto había trabajado por la coronación de la Virgen de Itatí, lo defiende: pero él mismo es blanco de ataques.

Mientras tanto, en diciembre de 1904, el obispo Rosendo encomienda el Santuario de Itatí a los Benedictinos de Victoria, Entre Ríos.

La corona es encontrada el 8 de marzo de 1905 sobre una piedra en las orillas del río Paraná, frente a Itatí. Estaba prácticamente completa, pero deformada y abollada. ¡Mucha alegría para todos! Pero con poca duración. La corona, que estaba en el obispado de Paraná para su refacción, es secuestrada por pedido de la justicia correntina en un allanamiento al obispado de Paraná. ¡Amarguras y más amarguras para el pobre obispo! Recién el 28 de julio de 1907 la justicia correntina devuelve la corona al obispado de Paraná. En esa ciudad la corona es completamente reparada.

Desde el 20 al 25 de marzo de 1908, el obispo Rosendo, que había llevado personalmente la corona a Itatí, misiona, confiesa, predica en el viejo Santuario; para finalmente presidir, como en 1900, las ceremonias de la coronación.

Monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo tenía predilección por la Virgen de Itatí. Puso su empeño en conseguir la autorización del Papa León XIII para la coronación, nombró las distintas comisiones para todo lo que tenía que ver con la preparación. Es más, mandó construir en la Catedral de Paraná un retablo para la Virgen de Itatí con la finalidad de cultivar allí esta devoción. Cuando celebraba en privado, casi siempre lo hacía en el Altar de la Virgen de Itatí.

A la edad de 53 años, el obispo Rosendo fallece en Paraná el 3 de julio de 1909, meses antes de la creación de la Diócesis de Corrientes. Había nacido en Córdoba el 5 de mayo de 1856.

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