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viernes, 1 de febrero de 2013

AÑO DE LA FE: LA TAREA EVANGELIZADORA

La convocatoria del Papa a celebrar el "Año de la fe" unifica las tareas evangelizadoras en estrecha vinculación con la "Nueva Evangelización". Por eso es la oportunidad de renovar el fervor para anunciar el evangelio a partir de aportes novedosos que esta celebración ofrece, enriqueciendo así los ámbitos del contenido para la nueva evangelización. 

Proponemos algunos de estos aportes siguiendo la reflexión del Papa para este "Año de la Fe". 

La fe como encuentro personal con Cristo 
Con la promulgación de este "Año" el Papa quiere poner en el centro de la atención eclesial "el encuentro con Jesucristo y la belleza de la fe en Él". 

Esta fe en Jesucristo, que se muestra viva y fecunda en muchísimas expresiones religiosas y en testimonios de vida cristiana en nuestra tierra argentina, sin embargo se ve también, en algunas ocasiones, debilitada. Para fortalecerla hay que recordar que la fe se alimenta y vigoriza en la celebración de la misma fe. Especialmente en la liturgia el Espíritu Santo nos pone en comunión con Cristo para formar su cuerpo. 

La Iglesia, es el gran sacramento de la comunión divina que reúne a los hijos de Dios dispersos. La Iglesia, en cuya fe nace y donde se fortalece la fe de cada cristiano, alimenta y educa a sus hijos en la celebración eucarística a lo largo del año litúrgico, especialmente en la Eucaristía dominical. Por ello toda la tarea evangelizadora y misionera se vive desde la liturgia en la que se recibe la Palabra y la Gracia que nutren la oración y la vida de los creyentes. 

El Papa insiste que este "Año de la Fe" es una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es: "el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva". 

La tarea evangelizadora y misionera tendrá que tener en cuenta provocar ese encuentro personal con Cristo, especialmente en la eucaristía, la Palabra de Dios y el testimonio de vida de los creyentes, en especial los más pobres y sufrientes. 

La fe cristiana no es un sentimiento vacío, sino respuesta a una Palabra que se hace Vida en el encuentro con Jesucristo. 

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